Durante muchos años se nos dijo que tener casa propia hacía parte de las etapas de la vida: estudias, trabajas, te casas, tienes hijos, compras casa, trabajas más y luego mueres.
Pero entre los precios de la vivienda, los sueldos bajitos para jóvenes y otros gastos (estudio, viajes, etc.), eso de comprar casa propia se va como embolatando…
¿Estamos cometiendo un error y más bien deberíamos usar todos los ahorros para comprar casa propia? ¿Mejor deberíamos vivir en un arriendo cómodo y esa plata de la casa invertirla o gastarla en algo que nos dé placer? ¿Fracasamos si no logramos casa-carro-beca
Difícil… Para resolver este dilema, te queremos ayudar a conocer esas cosas que debes entender y analizar bien, para definir si sigues en arriendo o empiezas el proyecto de tener casa propia.
1. ¿Vives cada día como si fuera el último o ya tienes planeada tu vida para los próximos cinco años?
Te preguntarás: “¿Y eso qué tiene que ver?”. Si te gusta una vida incierta, sueñas con irte del país, terminar en una casita en la montaña o cerca al mar, o no te gusta comprometerte con planes a largo plazo, comprar casa puede que no sea lo mejor para ti.
Y si eres todo lo contrario, a menos que te sobren mínimo 100 millones de pesos para comprar una casa de una, esta decisión implica que pidas un préstamo y lo pagues entre 10 y 20 años. ¿List@ para un proyecto a tan largo plazo?
2. ¿Te gusta la decoración, la jardinería y pulir hasta el último detalle?
De pronto has soñado con tener una bañera, un vestier enorme o una cocina de concepto abierto, donde la gente pueda hacer visita. Pero, vives en arriendo y no puedes remodelar porque literalmente es de alguien más y en muchas ocasiones, si te cambias de casa,tienes que dejar todo como estaba, pintar de blanco y arreglar cualquier hueco que hayas hecho para colgar un cuadro. ¿Te identificas? Si es así, piensa en comprar tu propia casa. Puedes diseñarla y decorarla a tu gusto, cambiar cuando quieras, sin pedir permiso.
3. ¿Quieres hacer una inversión segura?
Las viviendas son una de las pocas cosas que no pierden valor con el tiempo. Esto no pasa con los carros o con la tecnología.
Tener una casa es hacer una inversión que, a futuro, te puede dar más plata. Sin embargo, no es como tener oro que se multiplica solito. La vivienda te puede dar plata de una, si la compras para que alguien más la arriende. También puede darte ganancias si la compras cuando no está en el mejor estado, la remodelas y vendes por más de lo que te costó. Incluso, puede representar un ahorro, porque lo que pagarías de arriendo, ahora es la cuota del préstamo con el que la compraste.
Eso sí, ten en cuenta porfa que, al comprar casa, debes comenzar a pagar impuestos, arreglos, administración, etc.
4. ¿Tienes buenos ahorros?
De pronto lo sabes, pero es mejor decírtelo otra vez: ningún banco te va a prestar todo. Por lo general, debes contar con el 30% de ese total y con el préstamo pagas el 70% restante, a través de cuotas que estén a tu alcance. Recuerda porfa que un préstamo se pide, si significa que eres responsable con tu bolsillo. No te vayas a ahorcar. Ten en cuenta que l@s expert@s aconsejan que la cuota que pagues no sea más del 30% de lo que recibes al mes.
Además, si vas a comprar casa, no solo piensa en precio, sino que debes incluir una lista de gastos adicionales, como impuestos, trámites, escrituras, comisiones, etc.
5. ¿Has tenido malas experiencias con vecin@s molest@s?
No hay nada peor que vivir agarrándose con l@s vecin@s porque invitaste a un@s amig@s, pusieron música, se rieron un rato, pero te llamaron apenas empezando la tarde, para que le bajaras al ruido. O también, porque el señor que vive al lado, nunca recoge el popó de su perro y hasta te has parado en él cuando sales hasta el parqueadero. Nadie quiere tener enemig@s en casa…
Si vives en casa propia, es probable que te toque aguantar esa situación indefinidamente, o iniciar un pleito hasta legal, con intervención de la administración del edificio o conjunto. Pero si estás en arriendo, puedes escapar y buscar algo mejor si la situación es insostenible.
Si luego de estas preguntas sigues con el dilema, es hora de que saludes a tu nuevo mejor amigo: el leasing habitacional. Muchas entidades ofrecen esta forma híbrida de arriendo y compra, en la que haces todo el trámite como si fueras a pedir un préstamo, te lo aprueban, pero pagas como si siguieras en arriendo: cuotas un poco más bajas e incluso, muchas veces, un crédito con plazo de más años. Si al final cumples la meta y pagas todo, la casa es tuya. Si te cuelgas en los pagos, así lleves el 99% de préstamo, el banco se queda con la casa.
Eso sí, durante todo el tiempo que estés en esa casa, te toca pagar impuestos, servicios, administración… Todo como si fueras dueñ@.
Otra opción es que, si sacas el leasing con el Fondo Nacional del Ahorro, hasta tienes la posibilidad de cambiar de casa antes de terminar de pagarla. Solo cedes el contrato y te ahorras los gastos de traspaso.
Para Nequi lo más importante de este ejercicio es que te quites la idea de que pagar arriendo es botar la plata, porque comprar casa no es para todo el mundo. También queremos que sepas que, así el sueño esté lejos ahora, por algún lado hay que empezar… Y desde Nequi te acompañamos desde el primer paso. Puede que, de entrada, la cuota inicial sea súper alta, pero si abres una Meta o un Colchón de Nequi con este objetivo, muchos ahorros pequeños se pueden convertir en un gran ahorro.
Y si ya tienes la suerte de tener tu casita (invita, ¿no?), es bueno que tengas otro Colchón para imprevistos, una reserva de emergencias, porque nunca sabes cuándo se dañará un tubo, salga una humedad o se te dañe la estufa.